La palabra ‘postura’ (término que tiene su origen en el vocablo latino positūra) se emplea, por lo general, en ocasiones en las cuales se busca describir cómo se planta o se presenta un objeto o ser vivo, o bien al contar qué actitud asume un individuo frente a un determinado asunto.
En otros ámbitos, se aprovecha para identificar a los huevos que la gallina pone por vez y a la cantidad que, en un juego de azar, elige arriesgar cada jugador. En otros tiempos, además, la idea de postura servía para mencionar al valor monetario que, según la Justicia, poseían las piezas comestibles.
Dentro de la variedad de significados reconocidos de manera oficial por el diccionario de la Real Academia Española (RAE) aparecen también las expresiones de “postura del sol” (para aludir a los ocasos o puestas solares); “postura de regidor” (locución antigua referente al precio de cada género impuesto por la Justicia); “postura corporal” (para describir una posición del cuerpo que ayude, por ejemplo, a mantener derecha la columna vertebral o brinde comodidad a la hora de amamantar a un niño recién nacido) y “postura sexual” (para indicar las variantes corporales a la hora de mantener un encuentro íntimo), por citar algunas a modo de referencia.
Las posturas ortodoxas en las artes marciales, las posturas del yoga, las posturas religiosas, las posturas legales, las posturas médicas, las posturas filosóficas y las posturas éticas son, al igual que las mencionadas líneas arriba, otras alternativas que amplían el alcance de la noción.