El concepto de paradigma está entendido en líneas generales como sinónimo de ejemplo, patrón o modelo, aunque su significado varía en función del ámbito donde se lo utilice.
Para la lingüística, por ejemplo, paradigma es cada uno de los esquemas formales en los cuales se organizan las palabras nominales y verbales para sus respectivas flexiones, mientras que en el plano religioso y/o científico se acostumbra citar al vocablo como equivalente a marco teórico o conjunto de teorías. En otras épocas, además, desde la retórica se empleaba la idea de paradigma para hacer referencia a una fábula o parábola.
Como consecuencia de los múltiples usos que se le da a esta noción que para las ciencias sociales se acerca al concepto de cosmovisión, es posible hallar numerosos tipos de paradigma, muy distintos entre unos y otros. El paradigma de programación propio del sector tecnológico, por ejemplo, poco tiene en común con la teoría enmarcada en la economía que se presenta bajo el nombre de paradigma ecléctico. Sin embargo, dentro del primer grupo sí pueden advertirse relaciones con otras clases de paradigmas debido a las subcategorías reconocidas a nivel internacional, entre las cuales pueden mencionarse a los paradigmas imperativos, los paradigmas funcionales, los paradigmas lógicos y los paradigmas declarativos.
Más allá de los mencionados, hay que tener en cuenta que se pueden reconocer otros tipos de paradigmas que enriquecen al concepto y extienden su significado, tal como sucede con los paradigmas verbales, paradigmas educativos, paradigmas geográficos, paradigmas históricos, paradigmas mentales y los paradigmas laborales, por citar sólo algunos.