Un panel, dice la Real Academia Española (RAE), puede ser tanto un compartimento limitado por molduras que se observa en lienzos de pared y hojas de puertas; un elemento prefabricado que se emplea para construir divisiones tanto en el interior como en el exterior de las viviendas y una suerte de cartelera ubicada sobre una estructura metálica para publicitar productos, empresas y/o servicios como también puede ser entendido como cada una de las tablas que conforman el suelo movible de embarcaciones pequeñas y como el conjunto de individuos que se selecciona para tratar un asunto o actuar como jurado en un certamen.
Como se desprende de los datos volcados en el párrafo anterior, se trata de un término de múltiples acepciones que requiere clasificaciones específicas o un contexto que explique su sentido para no dar lugar a confusiones.
Si bien el vocablo puede formar parte de distintas expresiones, no es lo mismo hablar de paneles solares (sistemas capaces de transformar la luz en electricidad) que de paneles decorativos desarrollados para embellecer diversos ambientes del hogar. Tampoco es posible utilizar para un mismo fin a los paneles ranurados y a los paneles frigoríficos, así como el panel merval no es igual al panel acústico.
Además, los paneles pueden pertenecer a distintas categorías en función de los materiales y/o propiedades que posean, dando lugar a productos como los paneles ignífugos, los paneles de fibra óptica, los de corcho y los de aluminio.
En otros ámbitos, asimismo, es posible reconocer paneles de expertos, paneles de control, paneles de consumidores y paneles de investigación.