La nacionalidad es la condición y carácter peculiar de las comunidades que forman parte de una nación, así como también es el estado propio de aquellos que nacen o están naturalizados en un determinado país. En España, además, el término se utiliza para denominar de modo oficial a algunas comunidades autónomas a las cuales se les reconoce la identidad histórica y cultural.
Tras analizar las definiciones y averiguar las aplicaciones de este concepto, es posible comprobar que existen muchas clases de nacionalidad que no dependen del lazo con un territorio sino del alcance que tengan y respecto a qué surja.
Así, entonces, se pueden reconocer variantes como la de nacionalidad jurídica, administrativa o de pasaporte y la de nacionalidad social, identitaria o de sentimiento.
De individualizarla según las circunstancias de su adquisición, por otra parte, la nacionalidad puede clasificarse como de origen (reservada al momento del nacimiento de un ser humano) o de residencia (opción a la que se puede acceder siempre y cuando se cumplan ciertos requisitos), así como pueden identificarse los métodos de nacionalidad por opción (exclusiva de quienes, por ejemplo, hayan estado o aún estén bajo la tutela de un ciudadano español); nacionalidad por carta de naturaleza (de carácter excepcional al menos en suelo español); nacionalidad por posesión de estado y el de nacionalidad con valor de presunción.
Claro que, además de las alternativas mencionadas, hay que tener en cuenta que existe el caso de las nacionalidades múltiples, una peculiaridad que distingue a ciertas personas que han tenido el privilegio de ser reconocidas como ciudadanas, de forma simultánea, por más de un Estado.