El concepto de jerarquía se aplica cada vez que se ordena un grupo de valores, dignidades, seres vivos o ciertos elementos en función de su importancia.
En el marco jurídico, por señalar un caso a modo de referencia, se define como jerarquía normativa al principio que marca la subordinación de normas de nivel inferior respecto a las que poseen un rango mayor.
En materia religiosa, por otra parte, hay dos clases de jerarquías sagradas: la jerarquía eclesiástica donde se nuclean el papa, los arzobispos, los obispos, etc, y la jerarquía angélica (el orden que da cuenta de los escalafones entre los coros de ángeles).
Si uno profundiza sus conocimientos sobre el tema no tardará en advertir que también existen las jerarquías sociales que marcan el nivel o la clase de grupos humanos dentro de una comunidad.
La jerarquía aritmética (conocida asimismo como jerarquía de Kleene, importante para estudiar teorías formales y que se puede ampliar a partir de la jerarquía analítica y la jerarquía hiperaritmética), la jerarquía digital síncrona (donde se agrupan protocolos de transmisión de datos), la jerarquía de memoria (para lograr que la memoria de baja velocidad de un ordenador o computadora rinda como una de velocidad avanzada), la jerarquía de los géneros (útil para ordenar a los géneros artísticos de acuerdo a su valor), la jerarquía digital plesiócrona (tecnología que se emplea en el rubro de las telecomunicaciones) y la jerarquía de Chomsky (para ordenar en niveles las gramáticas que producen lenguajes formales) son otras variedades que diversifican a esta noción.