A la hora de cocinar y calentar alimentos, así como al momento de hacer que se sequen y se endurezcan materiales como la arcilla y los esmaltes, los hornos son elementos fundamentales. Hay en el mercado una enorme variedad de hornos para que cada persona encuentre el más adecuado según el uso que planea darle, su presupuesto y sus costumbres, por eso a continuación describiremos algunos a modo de referencia.
El horno de microondas, por ejemplo, es un aparato que, conectado a la electricidad, consigue cocinar y calentar en pocos minutos la comida a través de ondas electromagnéticas de alta frecuencia. El horno a gas, por su parte, emplea como combustible al gas natural, así como el horno eléctrico funciona a base de energía eléctrica.
El horno de barro es otra alternativa al momento de preparar, por lo general, carnes, panes y pizzas ya que le otorga a la comida un sabor especial, al igual que el horno solar, un artefacto que se vale del sol para funcionaar sin quemar los alimentos y garantizando que conserven sus nutrientes y sabores.
De repasar la historia de este producto y buscar opciones no vinculadas a los alimentos, podremos descubrir o recordar las particularidades y funciones del horno romano para elaborar materiales destinado a tareas de construcción, del horno de copela para trabajar minerales de plata, del horno de calcinación destinado a minerales, del horno castellano que se utiliza en la metalurgia del plomo, del horno de cubilote para fabricar aleaciones de hierro y del horno crematorio en el cual se lleva a cabo la incineración de los cadáveres, entre otras posibilidades.