Cuando compramos o recibimos de obsequio una prenda de vestir nueva, solemos encontrar una etiqueta con detalles del producto (marca, talle, etc). También los vinos y otras mercaderías incluyen una etiqueta o rótulo para detallar sus características.

En las redes sociales, por otra parte, se han puesto de moda las etiquetas, también conocidas como “hashtag”. Se trata de una o más palabras a las cuales se les añade por delante el símbolo numeral. Por ejemplo: #SoyFeliz o #BuenasNoches. Cabe destacar que, en el lenguaje informático, cada tag o etiqueta sirve para desarrollar páginas con HTML.

Para acontecimientos importantes y solemnes, por agregar otro uso del concepto, se suele solicitar a los invitados asistir vestidos de etiqueta.

Al repasar las aplicaciones de este vocablo, además de otras definiciones hallamos numerosas categorías. Así sucede, por mencionar algunas a modo de referencia, con las etiquetas ecológicas que identifican a productos que, por su elaboración o materias primas, generan un impacto mínimo sobre el medio ambiente.

Existen, asimismo, las etiquetas autoadhesivas que se pueden personalizar para, entre otros fines, facilitar el reconocimiento de ropa o útiles escolares (para que un niño no pierda sus objetos personales o se confunda sus pertenencias con las de un compañero) así como para decorar souvenirs de cumpleaños. Según el material o superficie donde se la aplicará, se puede optar entre etiquetas bordadas, etiquetas pegadas, etc.

El formato de cada diseño, independientemente del uso que se le vaya a dar a cada rótulo, permite distinguir asimismo entre etiquetas redondas, rectangulares, cuadradas, etiquetas con apariencia de corazón, trébol, etc.