Aún en los cuadros más complejos de discapacidad, hay que promover como sociedad la inclusión y el respeto por todos los seres humanos, cualquiera sea la condición que limite o minimice las capacidades. Para saber cómo actuar de manera correcta, no discriminar e involucrarse con los discapacitados es importante la información, el asesoramiento y conocer las particularidades de cada tipo de discapacidad.
La discapacidad puede ser una condición que se evidencia desde el momento del nacimiento o consecuencia de un accidente, enfermedad o situación experimentada a lo largo de la vida. Tener una ciudad accesible para todos y promover desde el rol individual y colectivo la tolerancia, la integración y el acompañamiento son acciones que ayudan a vivir en armonía y en igualdad.
Hay quienes padecen discapacidades físicas (por secuelas de alguna patología, amputaciones, malformaciones congénitas, accidentes, etc) y otros que tienen alguna clase de discapacidad intelectual (por parálisis cerebral, retrasos mentales en distinto grado…). Asimismo, hay casos de discapacidad sensorial (funciones de los sentidos minimizadas o ausentes, como ocurre con la sordera y la ceguera) y otros de discapacidades psíquicas (por trastornos cerebrales y alteraciones de carácter neurológico).
Si profundizamos en el tema encontraremos, por ejemplo, que las discapacidades auditivas admiten diferentes cuadros. Hay personas con hipoacusia (la percepción auditiva es parcial) y otras con cofosis (quienes la padecen, presentan un déficit total). La sordera, además, puede ser unilateral o bilateral (de ambos oídos).
También la discapacidad visual puede dividirse entre quienes ven de manera disminuída y aquellos que no logran ver nada.