En muchos ámbitos está presente el concepto de demanda. Esta palabra, a nivel general, se interpreta como sinónimo de requerimiento, solicitud o petición pero en los planos económico, geográfico y químico los significados son diferentes. Por esa razón, resulta interesante conocer las categorías en las cuales se divide, en cada contexto, la idea de demanda.

En un laboratorio se puede trabajar, por ejemplo, sobre muestras en estado líquido para poder determinar el nivel de demanda química y/o biológica de oxígeno que poseen. Los expertos en Geografía, por su parte, ubican en territorio español localidades bautizadas como Sierra de la Demanda y Monterrubio de la Demanda.

En cuestiones económicas y financieras, en tanto, adquieren relevancia expresiones como la curva de demanda (herramienta gráfica importante para establecer un equilibrio entre la oferta y la demanda de bienes por parte de los consumidores), crisis de demanda (generada a partir de un desequilibrio evidenciado en el mercado y que repercute en la demanda), demanda en el mercado de trabajo (solicitudes de empleo y puestos de trabajo) y demanda agregada (cantidad de servicios y bienes a los que se accede a un precio específico), por indicar algunas a modo de referencia.

Los abogados, en cambio, abarcan en su vocabulario técnico nociones como las de demanda reconvencional (acción judicial que lleva adelante el demandado a modo de respuesta hacia la demanda inicial que lo involucra), demanda judicial (acción de inicio procesal) y contestación de la demanda (herramienta procesal que le permite al demandado exponer sus explicaciones y defensas ante la acusación de la demanda).