Para comprender el concepto de axón (una palabra con orígenes griegos y latinos), es fundamental tener conocimientos sobre Biología. Dentro de esta ciencia, la noción se utiliza para identificar a las prolongaciones neuronales que posibilitan la transmisión de impulsos nerviosos a distintas clases de células.

Al investigar el tema y descubrir qué es un axón y cuál es su importancia, descubrimos que estos componentes se distinguen entre sí por sus tamaños, funciones y sus composiciones, entre otras variables. En relación a las clasificaciones de los axones, es interesante señalar que hay neuronas que poseen axones cortos (como las neuronas Golgi tipo II) y otras que tienen axones más alargados, como sucede con las neuronas Golgi tipo I.

Asimismo, hay axones que se definen como mielínicos por estar protegidos por una membrana que contiene mielina. En ellos, los impulsos nerviosos se trasladan con mayor rapidez porque, al haber interrupciones en la cobertura, avanzan cayendo sobre los denominados nodos de Ranvier.

Distinto es el caso de los axones desnudos o amielínicos, ya que en estos contextos se registra un proceso de transmisión del impulso nervioso más lento que en el conjunto anterior: esto se debe a que, al no existir una vaina de mielina, el impulso recorre todo el axón antes de llegar a destino.

De buscar más información, podremos reconocer además a los axones sensoriales frente a los axones motores, así como marcar diferencias entre los axones de conducción rápida y los axones de conducción lenta, por indicar otras alternativas que demuestran la amplia variedad de axones que se pueden hallar al estudiar las características de una determinada neurona.