Conocer las reglas de ortografía es fundamental para escribir, utilizar y pronunciar bien las palabras. Para no equivocarnos y tener un dominio completo del lenguaje hay que saber y tener en cuenta, por ejemplo, cómo emplear de manera adecuada una tilde (definida a nivel informal y general como acento). Asimismo, recordar los distintos significados de un vocablo enriquece el vocabulario: por esa razón, hoy haremos foco en el concepto de acento.

Con esta denominación encontramos, entre otros recursos, al acento ortográfico que, en idioma español, se coloca en la parte superior de una vocal según corresponda. Dentro de este conjunto aparece el acento agudo, un signo con orientación hacia la derecha cuya utilización se adecúa a las normas ortográficas en función del significado de cada término. Además se reconoce al acento diacrítico, el cual sirve para distinguir entre sí palabras que se pronuncian casi del mismo modo.

El acento grave, por su parte, es una pequeña raya con trazo diagonal en dirección hacia la izquierda que está presente en ciertas lenguas.

De buscar otras alternativas que demuestren las variedades existentes en materia de acentos, ganan relevancia las categorías de acento tonal (conocido además como acento tónico o musical); acento prosódico o de intensidad (que se segmenta a su vez en acento de sonoridad, acento melódico, acento tónico, acento fijo…) y la de acento circunflejo (conformado por la combinación del acento agudo con el grave, pero no utilizado actualmente en idioma español).

Cabe mencionar también la existencia de un acento propio de la creación poética. En este marco aparecen el acento rítmico, el acento secundario, el acento final, el acento extrarrítmico, el acentro antiestrófico y el acento antirrítmico.