Los expertos en cuestiones eléctricas definen como microprocesador al circuito formado por miles de transistores constituidos en un chip de gran utilidad para las computadoras electrónicas de tipo digital. En lenguaje más simple, se puede presentar a este complejo elemento como el cerebro de los ordenadores, una parte esencial para que los programas puedan ser ejecutados.

Si uno repasa la historia de este producto, descubrirá que el primer microprocesador de la Historia fue uno de arquitectura de 4 bits creado en la década del ’70 y conocido como Intel 4004 que, en principio, estaba destinado a una calculadora. El Intel 8008, en tanto, apareció meses más tarde y era de 8 bits.

Pero si hay que rescatar del olvido al primer microprocesador eficaz para usos generales, entonces hay que hacer foco en el Intel 8080 de 8 bits que llegó a ejecutar por segundo 200 mil instrucciones. Después de él, el mercado se enriqueció con el Motorola MC6800, el cual fue reemplazado por el MC6802, cuyas particularidades abarcan desde un generador de reloj hasta una memoria de 128 bytes.

Con el tiempo, el desarrollo avanzó y salieron a la luz el Intel 8086 y el Intel 8088, para más tarde ser sustituidos por el Intel 80286 (bautizado asimismo como i286, con 134 mil transistores y 16 bits), por ofrecer detalles que nos permiten comprender cómo se ha llegado a la fabricación de los microprocesadores modernos, marco en el cual en los últimos años se ha distinguido, por ejemplo, la serie de AMD presentada como Accelerated Processing Unit (APU) que se diseñó para funcionar, en un mismo circuito integrado, como acelerador gráfico y CPU.