Una comunidad es, en líneas generales, un grupo de seres que comparte algo. Este conjunto puede tener en común una actividad, un lenguaje, una normativa, una región, una ciudad o un país, pero para que se aplique el término ‘comunidad’ en todos los casos, sin excepción, debe existir un nexo entre sus integrantes.
De acuerdo a sus características, orígenes y fines, las comunidades pueden ser de transición (movimiento que busca enseñar a los pueblos a vivir sin petróleo y a encarar el cambio climático), utópicas (intento que pretendía desarrollar una población regida por la colaboración, la propiedad colectiva y la organización racional del empleo y la vida social) o virtuales (aquellas que se desarrollan en un espacio virtual como lo es Internet). Es frecuente, por ejemplo, que se haga referencia en una conversación o información pública a la comunidad europea, a la comunidad católica o a la comunidad cibernética, entre otras.
En idioma español, para describir de forma más detallada las propiedades de cada comunidad, también se han instaurado expresiones como comunidad local (para mencionar al grupo de personas que habita en una superficie reducida o cercana, tal como lo puede ser un barrio o un pueblo), comunidad voluntaria (caracterizada por la costumbre de ceder y ofrecer bienes y servicios por medio de acciones voluntarias), comunidad imaginada (concepto que defiende la idea de una nación como una comunidad construida socialmente), comunidad de comunas (entidad pública de cooperación intercomunal), comunidad autónoma (entidad territorial dotada de autonomía legislativa y competencias ejecutivas, entre otras facultades) y comunidad de aglomeración (entidad territorial de Francia que media entre la comunidad urbana y las mancomunidades).