Un istmo (del latín isthmus), es una lengua de tierra por lo general surcada por canales que permite unir dos continentes o bien una península o una isla con un continente. Claro que, más allá de esta definición perteneciente al campo de la geografía, el término posee un significado extra que le permite enriquecer al vocabulario propio del ámbito de la anatomía.
Así, pues, se lo puede presentar como una unión o estrechamiento que divide dos elementos y en base a ello se pueden reconocer expresiones como istmo de las fauces (la cual hace referencia a la abertura que se localiza entre la parte posterior de la boca y la faringe del ser humano) e istmo del encéfalo (parte inferior y media del encéfalo, un área donde se unen el cerebro y el cerebelo).
Al hacer foco en el istmo entendido como una franja de tierra, en cambio, adquieren relevancia espacios de renombre internacional como el istmo de Carelia (el cual separa al lago Ladoga en Rusia del golfo de Finlandia), el istmo Carlos Ameghino (franja que une la Península Valdés con la provincia argentina de Chubut), el istmo de Corinto (porción que enlaza al Peloponeso con la Grecia Continental), el istmo de Curlandia (unión entre el lago de Curlandia y el mar Báltico), el istmo de Kra (conecta a la península de Malaca con el continente asiático), el istmo de los médanos (el cual une a la Península de Paraguaná con el estado venezolano de Falcón) y el istmo de Panamá (localizado entre el océano Pacífico y el océano Atlántico para unir a América del Sur con América Central), entre muchos otros.