Es usual que se relacione la idea de costa a la playa o a las inmediaciones de un lago o río, pero lo interesante está en descubrir qué otras interpretaciones posee este vocablo en idioma español.
De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), también identifica a una herramienta de trabajo propia de los zapateros, quienes apelan a la costa para trabajar sobre los cantos de las suelas y es una noción muy tenida en cuenta en el campo del Derecho, donde se la utiliza como sinónimo de costos, costes o gastos vinculados a un proceso judicial.
Si nos centramos en las posibilidades que nos brinda la naturaleza, advertiremos la existencia en nuestro planeta de múltiples clases de costas. Hay, entre una enorme variedad, costas erosivas (orillas donde predominan los acantilados y hay en ellas un gran desgaste erosivo producto de vientos de gran intensidad o de olas fuertes) y estructuras que, por sus formas, se clasifican como costas de rías, costas de calas, costas de fiordos y costas con skiar.
Sus orientaciones, en tanto, permiten distinguir entre costas longitudinales de tipo Pacífico, costas transversales de tipo Atlántico, costas volcánicas y costas de tipo Dálmata.
Otras posibilidades que demuestran la diversidad existente en relación a las zonas próximas a un río u océano: costas acantiladas (como lo son, por ejemplo, las costas patagónicas), costas de isla barrera, costas deltaicas, costas pantanosas con manglares y marismas, costas de estuarios, costas de arrecifes coralinos, costas cuya línea está determinada por dunas y costas bajas de acumulación glaciar.