En la actualidad, muchos jóvenes asocian el concepto de anime con un estilo de animación propio de suelo japonés que apunta según sus contenidos a diferentes clases de público y abarca múltiples géneros (como el shöjo, el kodomo, el josei, el seinen, etc). Sin embargo, esta palabra tiene en idioma español otras interpretaciones que, a modo informativo, vamos a describir a continuación.

En primer lugar, es interesante recordar que “anime” es una conjugación del verbo “animar”. Por ejemplo: “No puede ser que no se anime a meterse en la pileta… ¡si sabe nadar muy bien!”, “Puede ocurrir que, aunque sepa todo el discurso de memoria, llegado el momento no me anime a subir al escenario”, “Cada vez que no me anime a hacer algo, voy a recordar estas palabras”. Por otra parte, se conoce como anime a una resina de aroma agradable que suele emplearse para el desarrollo de productos medicinales, de perfumería, etc.

Ahora que repasamos diversas acepciones, estamos en condiciones de hacer foco en múltiples categorías que amplían aún más el alcance de esta palabra.

El anime comic, por ejemplo, es un manga (o historieta) impreso a color. Cuando se trata de una creación nueva que no se inspira en materiales ya existentes, asimismo, se lo define como un “anime con guión original”, mientras que si surge a partir de otra historieta se presenta como “anime derivado”.

Existe, además, una banda de rock que hace versiones propias sobre temas de series de anime y adaptaciones centradas en videojuegos y otras manifestaciones del mundo anime bautizada como Megánime.