El descanso nunca viene mal, por eso nos agrada planificar nuestras vacaciones. No importa con quiénes las compartamos, la edad que tengamos, cuántos días sean, qué destino nos espera ni cuánto dinero tengamos a disposición: lo valioso es poder disfrutar esos días con intensidad y aprovechar al máximo esos momentos de ocio.

Claro que, según cómo las organicemos y qué características posean, nuestras vacaciones serán definidas de manera particular. A continuación, algunas clasificaciones sobre el tema para que cada uno de ustedes pueda determinar, en base a sus experiencias personales, qué tipo de vacaciones suele tener.

En primer lugar, la época es una variable determinante. Por lo general, no se eligen los mismos destinos para las vacaciones de invierno (donde se valora más la nieve) que para las vacaciones de verano (temporada en la cual la playa seduce a la mayoría).

Los acompañantes son otro punto a tener en cuenta para establecer si se trata de vacaciones familiares, vacaciones en pareja, vacaciones junto a las mascotas, vacaciones con amigos o vacaciones solitarias.

Los destinos, por su parte, le aportan rasgos distintivos a cada viaje o escapada: hay vacaciones románticas, vacaciones excéntricas, vacaciones atípicas, vacaciones divertidas y hasta vacaciones que dejan un balance negativo cuando los planes no salen de acuerdo a lo esperado.

Por último, se puede señalar que el dinero destinado a estos periodos de descanso así como el tiempo reservado a ellos da la posibilidad de hacer referencia a vacaciones “gasoleras” o económicas, vacaciones lujosas, vacaciones breves o a vacaciones largas, por enumerar las opciones más comunes.