El concepto de solidaridad lleva a pensar inmediatamente en una acción solidaria (tal como se define a los actos que ayudan al prójimo o generan beneficios para otros), pero a juzgar por la teoría son varias las aplicaciones e interpretaciones de este término. Conocer sus múltiples definiciones, por lo tanto, es interesante y útil para ampliar nuestros saberes.

En el ámbito del Derecho, por citar un caso puntual, se la presenta como la modalidad de obligación “in sólidum”, mientras que la Sociología la describe como el resultado de un sentimiento de unión nacido de intereses u objetivos compartidos por un grupo de individuos.

La Iglesia Católica, por su parte, alude a la solidaridad para hacer referencia a los esfuerzos comunitarios de colaboración y asistencia mutua, en especial para favorecer a los sectores más necesitados.

De buscar mayor información sobre el alcance de esta noción, descubriremos también que este vocablo está presente en la Política (hay, en diversos países, partidos y movimientos bautizados como Solidaridad), además de servir como nombre para algunos satélites, medios de comunicación (como el periódico “Solidaridad Obrera” y el semanario madrileño “La Solidaridad”) y localidades (el estado mexicano de Quintana Roo, por mencionar un ejemplo concreto, está integrado por un municipio llamado Solidaridad).

Otras clases de solidaridad que demuestran la diversidad que tiene este concepto en materia de significados: solidaridad activa y pasiva (expresiones relacionadas a acreedores y deudores), solidaridad mecánica (la modalidad que prevalece en naciones poco desarrolladas, en las cuales todos los ciudadanos saben cómo sobrevivir), solidaridad orgánica (sistema que se caracteriza por el modelo que sostiene que “todos necesitamos de todos”).