El producto que permite sellar una superficie se conoce con la denominación común de sellador. Se trata de un material que impide que, en las juntas de azulejos de baños o cocinas, alrededor de una tubería o en los bordes de los vidrios (por citar algunas posibilidades), se acumule agua, penetre aire o se junte polvo, entre otras cuestiones.
Con los selladores, indican quienes se dedican a realizar tareas de construcción o refacción de inmuebles, se logra proteger, conservar y extender las buenas condiciones de un piso, una pared y hasta de ciertos artefactos presentes en el hogar.
A fin de satisfacer todas las necesidades del mercado y emplear el producto indicado de acuerdo al lugar o particularidades de aplicación, existen en el mercado una amplia variedad de selladores, los cuales se diferencian entre sí por marca, presentación y componentes principales.
Entre los selladores más comunes en la actualidad aparecen los de silicona, que resultan de gran utilidad para sellar vidrios, fachadas, estructuras de concreto y superficies con PVC y policarbonato. Con estos selladores, se extiende la durabilidad de infraestructuras y se evita, por ejemplo, la aparición de hongos en áreas húmedas, como lo son los baños y las cocinas.
El marco de una puerta, una grieta abierta en un muro o piezas prefabricadas, en cambio, suelen sellarse con un producto de poliuretano, un sellante que se adhiere con facilidad al vidrio, la madera, el hormigón y el acero, entre otros materiales.
Los selladores acrílicos, por su parte, son fáciles de aplicar y brindan la posibilidad de unir espacios entre puertas, ventanas y otras aberturas tanto de exteriores como de interiores.