Una evaluación es un exámen y/o valoración que se realiza sobre algo o alguien. Al evaluar a una persona u objeto en base a determinados criterios, es posible comprobar sus capacidades y estimar sus virtudes.
En el ámbito académico, por ejemplo, se entiende a este concepto como una parte fundamental del proceso de enseñanza y aprendizaje ya que sirve para chequear mediante pruebas o test el nivel de conocimientos de los estudiantes así como también permite descubrir si la instrucción brindada ha sido asimilada.
En este contexto, es posible distinguir tres grandes tipos de evaluaciones: la diagnóstica, la formativa y la sumaria o sumativa. La primera se emplea para obtener datos sobre las condiciones intelectuales del alumnado antes de iniciar una nueva unidad del programa escolar o bien un nuevo ciclo lectivo, mientras que la segunda pone a prueba el aprendizaje del educando y deja al descubierto, por lo tanto, progresos y deficiencias. La tercera, en cambio, apunta a valorar los posibles logros al final de un proceso para certificar si se han alcanzado, o no, los objetivos planteados en principio.
Al profundizar en el segmento de las evaluaciones vinculadas a la enseñanza, de todas formas, aparecen variantes como las de evaluación oral, escrita, integradora o normativas, por citar algunas a modo de ejemplo.
Lejos del campo educativo, asimismo, es frecuente utilizar términos como evaluación ambiental, evaluación de riesgos laborales, evaluación de proyectos, evaluación clínica, evaluación psicológica y evaluación del ciclo de vida, entre muchos otros, que apuntan a examinar y sondear múltiples cuestiones antes de iniciar un proceso o de dar un diagnóstico médico.