El acto de revisar (es decir, de repasar, explorar, chequear o inspeccionar algo) se define como revisión. Esta palabra, con origen en el vocablo latino revisĭo, tiene un campo de aplicación amplio y enriquece al lenguaje de múltiples maneras, por eso resulta interesante hacer foco en cómo se la aprovecha de modo específico.
En el ámbito militar, por ejemplo, se habla de revisión cuando se comprueban y examinan las exenciones y excepciones que surgen frente al servicio militar. Los expertos en Derecho, en cambio, hacen referencia al concepto de ‘recurso de revisión’ para aludir a la herramienta legal que se puede utilizar para conseguir que una sentencia firme se revoque en casos con carácter de extraordinarios.
Asimismo, existen las revisiones literarias (presentes y valiosos en las tesis de investigación), las revisiones sistemáticas (útiles para las áreas de Medicina, Sociología, Ingeniería, Biología y Administración, por citar algunas a modo de referencia), las revisiones narrativas (también definidas como no sistemáticas), las revisiones médicas (control al que se somete alguien a cualquier edad para determinar si está, o no, apto para realizar una cierta actividad como sucede con los futbolistas antes de comenzar a entrenar en un club o los nadadores antes de ingresar al natatorio, o bien para chequear la salud con fines preventivos) y las revisiones de mantenimiento de aeronaves.
Como complemento a estas categorías, es posible mencionar a las revisiones por pares, a la revisión de precios y a las revisiones técnicas, entre muchas otras alternativas que le aportan diversidad a la noción.