Los barcos, esas construcciones cóncavas de madera, hierro u otros materiales que sirven como medio de transporte marítimo, son objetos que pueden clasificarse de diferentes maneras de acuerdo a su origen, finalidad o características.
Un análisis general puede agrupar a las embarcaciones bajo expresiones como barcos funerarios (aquellos que le sirvieron a los anglosajones, merovingios, vikingos y faraones para inhumar allí a personas junto a sus bienes), barcos históricos (tal los cosas del buque ligero Discovery y del galeón inglés HMS Ark Royal), barcos ficticios (como el Disco Volante de “Operación Trueno”), buques, embarcaciones de remo, yates, semisumergibles y embarcaciones de vela.
Sin embargo, frente a un estudio más profundo llevado a cabo para conocer al detalle los distintos tipos de barcos que se han creado a lo largo de la historia, pueden aparecer conceptos como los de barco de guardia, barco de paseo, barco de vapor, barco fantasma y barco frigorífico, así como propuestas de nombre curioso como lo son el barco dragón, el barco tortuga, el barco nodriza y el barco prisión.
Por otra parte, es posible identificar entre todas las opciones de barcos disponibles algunas embarcaciones más antiguas que otras, como sucede con el llamado caballito de totora (diseñado entre los años mil y tres mil antes de Cristo con tallos y hojas de totora), las carracas (navíos de vela redonda de alto bordo que funcionaron entre los siglos XII y XVI), la cimba (pequeña embarcación primitiva utilizada por los romanos para la pesca fluvial) y la escampavía (transporte de las marinas de guerra y guardacostas que tenían escaso tonelaje y su propulsión era a hélice).