Un reflejo, dice la teoría, es un movimiento que se genera de manera involuntaria frente a un estímulo, pero también es cualquier cosa que consigue reflejarse en un lugar o superficie. Asimismo, este término que se desprende del vocablo en latín reflexus se aprovecha para hacer referencia a aquello que logra evidenciar, reproducir o mostrar algo determinado (“Los ojos son el reflejo del alma”).

Según el ámbito donde se aplique el concepto y las particularidades que posea el reflejo mencionado, es posible encuadrar la idea en diferentes categorías o expresiones.

Desde una perspectiva psicológica, por citar un caso posible, se puede hablar de reflejos condicionados (tal como se conoce al que surge por un estímulo no especificado derivado de experiencias atravesadas a lo largo de la vida de un organismo que, de manera previa, está relacionado al reflejo producido) y de reflejos incondicionados (aquellos que se desencadenan de manera innata, sin necesidad de someterse a un proceso de aprendizaje).

Asimismo, es posible identificar a los reflejos osteotendinosos (respuestas a pequeños golpes o estímulos varios que pueden ser en la zona bicipital, tricipital, estiloradial, cubitopronador, rotuliano, mediopubiano, aquiliano, superciliar, etc.), a los reflejos de flexión (conocidos también como reflejos de retirada), a los reflejos primitivos (conjunto que nuclea a los reflejos de succión propios de los recién nacidos, de prensión palmar y plantar, y a los reflejos de marcha automática, entre otros), a los reflejos vegetativos y a los reflejos patológicos (como el reflejo de Capp y el reflejo de Flatau).