Cuando algo es veloz, se produce de manera acelerada o tiene la particularidad de ser rápido, se dice que posee rapidez. Ejemplos: “Me asombra la rapidez de este chico para resolver ecuaciones”, “Por suerte solucionaron mi problema con gran rapidez”, “El profesor nos encargó un trabajo centrado en la rapidez del guepardo”, “El joven sorprendió al público con su destreza física y su rapidez corporal”, “Comparó la velocidad de la luz con la rapidez del sonido”.
Para determinar la rapidez de un proceso, un fenómeno o una acción es necesario considerar tanto la distancia cubierta como el tiempo que se ha necesitado para completar el desafío. Puede hablarse entonces de rapidez media, rapidez constante y de rapidez instantánea así como de rapidez de reacción (velocidad para reaccionar frente a un estímulo, que a su vez puede subdividirse en una rapidez simple o en una compleja) y de rapidez de traslación (para llegar a un lugar invirtiendo la menor cantidad de tiempo posible), por citar múltiples clases de rapidez que puede experimentar un cuerpo.
Claro que, sin necesidad de adquirir conocimientos técnicos o ser especialista en cuestiones físicas, se puede hablar de diferentes tipos de rapidez teniendo en cuenta los elementos o regiones del cuerpo involucradas. Al respecto, podemos mencionar la rapidez corporal (la cual permite ganar carreras, tener velocidad de reacción para evitar golpes o anticiparse a un estímulo, demostrar agilidad física, etc.) y la rapidez mental (aquella que nos permite realizar cálculos de manera inmediata, sacar conclusiones en un breve lapso de tiempo, etc.).