El concepto de outsourcing se utiliza en español como sinónimo de tercerización o subcontratación, dos palabras que se emplean para hacer referencia a la estrategia de contratar a empresas de diversos rubros para ofrecer al cliente un servicio más integral y multidisciplinario.

Como no siempre estas operaciones se desarrollan del mismo modo y comparten características entre unos y otros procesos, en esta oportunidad hemos querido hacer foco en esta temática a fin de contarles qué modalidades de outsourcing existen y cuáles se llevan a cabo con mayor frecuencia.

Para ahorrar costos, por ejemplo, muchas compañías proceden a la Externalización de Procesos de Negocios o, tal como se conoce en inglés, al Business Process Outsourcing (BPO). Esta opción supone la subcontratación de proveedores para concretar etapas propias de un negocio sin necesidad de invertir en una mayor infraestructura o incrementar el número de empleados permanentes.

Asimismo, según sea el alcance de esta subcontratación y las particularidades del acuerdo, se puede subdividir la idea de outsourcing en varias categorías.

De contratarse proveedores de otros países, por citar un caso posible, se habla de off-shoring o de deslocalización, mientras que si la tercerización se lleva a cabo en las mismas instalaciones de la compañía contratante, se suele hacer referencia a un outsourcing de tipo in-house.

El outsourcing es definido como off-site, por otra parte, cuando se trabaja en las instalaciones de la firma contratada para cumplir el pedido de la empresa que solicitó el servicio en cuestión.

Resulta interesante recordar también que, a las mencionadas líneas arriba, se suman las modalidades de co-sourcing (donde contratistas y contratados se benefician mutuamente con algún valor agregado), outsourcing total y outsourcing parcial (la compañía subcontratada sólo recibe parte de los recursos o personal de la firma que optó por la tercerización).