Con origen en el vocablo latino pax, el concepto de paz describe a la realidad opuesta a la guerra. Se trata de una palabra que busca resaltar la calma, la tranquilidad y la armonía que prima en un momento o lugar determinados. A nivel religioso, la paz se ofrece dentro de la Iglesia Católica al celebrar la eucaristía, como un gesto de acercamiento y reconciliación entre los fieles.
De acuerdo al ámbito donde se logre la paz y las particularidades que posea, se puede hacer referencia a la paz política (de alcance social por repercutir en autoridades y pobladores), a la paz blanca (expresión que apunta a describir un acuerdo entre territorios o naciones donde no hay ni vencedores ni perdedores y no es necesario llegar a un enfrentamiento bélico), a la paz interior (propia de cada individuo, cuando éste logra un equilibrio armónico a nivel mental o espiritual) y a la paz octaviana (frase que indica serenidad general y que está inspirada en la paz que reinaba en el Imperio Romano en tiempos de Octavio Augusto), entre otras.
Al analizar las clases de paz incluidas en el párrafo anterior, es posible descubrir que la paz puede alcanzarse de forma individual (un proceso que beneficia a un único ser) o en conjunto (para conseguir paz social). Claro que, más allá de estas interpretaciones, a lo largo de la Historia el término ha quedado asociado a periodos de armonía entre diversos territorios geográficos: de ahí que se suela hacer referencia a la paz hispánica y a la paz americana, por ejemplo.