Un plástico es un material que, a diferencia de los cuerpos elásticos, al ser sometido a una compresión más o menos prolongada, puede cambiar su forma y conservarla de modo permanente. Algunos elementos sintéticos, además, se consideran plástico ya que pueden moldearse con facilidad y se componen de derivados de celulosa, proteínas y resinas.
Si a estas piezas se las evalúa de acuerdo al monómero base, es posible discernir entre plásticos naturales y plásticos sintéticos. En cambio, si se tiene en cuenta su comportamiento frente al calor la clasificación oscilará entre termoplásticos (material que se convierte en líquido al ser calentado y, al enfriarse lo suficiente, se endurece en un estado vítreo) y termoestables (materiales que se transforman en piezas rígidas que no pueden volver a fundirse).
Su estructura molecular, asimismo, puede dar espacio a las denominaciones de plásticos amorfos, plásticos semicristalinos, cristalizables, comodities y de ingeniería.
Cuando uno profundiza en los plásticos, no tarda en advertir que la oferta incluye también variedades de plásticos biodegradables, plásticos reforzados con fibras, plásticos de burbuja, plástico reforzado con vidrio y plásticos microcelulares, entre muchos otros. Además, encuentra que este vocablo derivado del latín plastĭcus ha dado a lo largo de la historia origen a expresiones como “dinero de plástico” (sistema de pago por medio de la tarjeta de crédito), “cuadro plástico” (sinónimo de cuadro vivo, es decir, la representación de una escena u obra de arte con personas inmóviles), “alimento plástico” (el que permite reparar la pérdida de materia que sufre todo organismo por su actividad fisiológica) y, al trasladarlo al femenino, “cirugía plástica” (especialidad quirúrgica cuyo fin es mejorar y/o embellecer alguna parte del cuerpo humano).