En suelo argentino, así como en Uruguay, es habitual que la gente disfrute en distintos momentos del día una infusión conocida como mate. La base de esta preparación (que puede incluir azúcar, edulcorante o consumirse amarga) es la yerba mate, tal como se denomina a un árbol definido también como té de los jesuitas del cual se utilizan, en mayor medida, sus hojas (las cuales se secan y se muelen). La yerba mate, además, se aprovecha para hacer mate cocido y tereré.
Para satisfacción de quienes se declaran fanáticos de estas infusiones, existen en el mercado una gran variedad de marcas, distintas calidades y propuestas especiales que diversifican al producto a fin de que cada consumidor elija la yerba mate que más le agrade o le convenga en materia de precio, características o sabor.
Hay personas, por ejemplo, que prefieren la yerba mate con palo (de sabor más suave pero con partículas de mayor tamaño respecto a la versión que no los trae) mientras que otras consumen la yerba mate despalada o sin palo (incluye una mínima parte de fibras y palos sin triturar). La yerba mate canchada, por su parte, tiene la particularidad de ser secada y molida de modo grueso.
Además de estas alternativas, es posible encontrar yerba mate tostada, yerba mate soluble (en presentación deshidratada), yerba mate compuesta (conformada por distintas hierbas que la posicionan como una opción a tener en cuenta como infusión digestiva) y yerba mate saborizada (las combinaciones son muchas, ya que pueden incluir cáscaras de naranja, esencia de pomelo, limón, aroma a café…), por mencionar otras a modo de referencia.