Una tarjeta de crédito es un elemento plástico dotado por lo general con una banda magnética, un microchip y un número en relieve que emiten las entidades financieras con el fin de permitirle al dueño de la misma utilizarla como medio de pago.

Esta herramienta que le otorga flexibilidad al usuario puede generarse para diversos fines y tener distintas aplicaciones.

Una tarjeta de crédito, por ejemplo, puede ser de tipo corporativo. Esta opción suele utilizarse a nivel empresarial ya que le permite a las compañías optimizar los tiempos y controlar los gastos de sus ejecutivos durante un viaje o reunión laboral.

También existen algunas líneas de tarjetas de crédito que se otorgan sin necesidad de presentar un recibo de sueldo, así como las llamadas tarjetas de crédito virtuales, las cuales se presentan como la versión electrónica de las convencionales ya que son válidas para concretar operaciones en el marco del comercio electrónico y pueden ser activadas por medio de una computadora.

Claro que, en realidad, deberá pasar algo de tiempo para lograr que la gente se acostumbre a esta alternativa novedosa. Por ahora, la mayoría de los consumidores se beneficia de los alcances de las tarjetas básicas. Otros, por tener un poder adquisitivo considerable, tienen acceso a las versiones oro y platino de esas versiones, así como también sucede que se gestionan tarjetas de crédito especiales que apuntan a distintos rubros o poseen límites concretos.

Las de prepago, las denominadas tarjetas de tiendas y las tarjetas de puntos son otras modalidades que, sin duda, amplían las posibilidades para quien desea tramitar una tarjeta de crédito.