Tipos de rosas


Cuando uno menciona el término “rosa” es necesario ofrecer un contexto para que quede claro el sentido que se le ha querido dar a este vocablo de origen latino que posee múltiples acepciones.

Como sabrán muchos de ustedes, esta palabra identifica en primer lugar a la bella y aromática flor que crece en los rosales, pero también se emplea como nombre femenino (así se llama, por ejemplo, la escritora española que se apellida Regàs y que tiene en su haber títulos como “Luna Lunera” y “La canción de Dorotea”) y para describir a una tonalidad cromática que surge al mezclar rojo con blanco.

Asimismo, existe una roca de tipo sedimentario que se conoce como rosa del desierto debido a que sus capas recuerdan a los pétalos que conforman la ya citada flor y varias localidades en el mundo bautizadas del mismo modo (en la provincia argentina de Buenos Aires, por citar un ejemplo, se encuentra Villa Rosa, mientras que en Estados Unidos hay ciudades en Alabama y Luisiana que han sido nombradas como Rosa).

Si uno investiga los diferentes usos de este concepto no tardará en descubrir una gran diversidad de significados que, sin lugar a dudas, amplía los alcances de este vocablo. La rosa de Jericó, por ejemplo, es una planta que suele crecer en los desiertos de Siria y se caracteriza por poseer diminutas flores de tonalidad blanquecina, pero la Rosa Tudor, lejos de ser un vegetal, es un tradicional símbolo heráldico de Inglaterra.

En otros contextos, la noción suele emplearse con sentido figurado para hacer referencia al periodismo especializado en cuestiones sentimentales de celebridades y miembros del denominado ‘mundo de la farándula’ (“prensa rosa”) y para describir a las novelas románticas (“novela rosa”).