El lenguaje, ese sistema de comunicación que puede ser oral, gestual y escrito y permite dar a entender o comunicar algo, posee numerosos niveles y características que varían en función del medio elegido para llevarlo a cabo y las condiciones en las cuales se lo emplea.

En primer lugar, se puede hacer una distinción general de lenguaje humano y lenguaje animal para luego comenzar a analizar subcategorías con profundidad. Así, entonces, se pueden descubrir al lenguaje corporal, al lenguaje visual, al lenguaje natural y hasta al lenguaje silbado, como así también se pueden advertir sus grados de desarrollo.

Cuando uno comienza a acumular información sobre el lenguaje y sus alcances, tiene la oportunidad de enterarse que, por ejemplo, los bebés hacen uso del denominado pre-lenguaje, un sistema rudimentario que les permite comunicarse a su manera.

Al crecer, el lenguaje se enriquece y es posible hacerse entender sin grandes inconvenientes, pero a medida que el tiempo pasa y los conocimientos se incrementan, existe la posibilidad de dominar un lenguaje específico o con distintos niveles de precisión.

Al respecto, se pueden mencionar como ejemplos al lenguaje básico, al vulgar y al culto, así como también es posible hallar lenguajes técnicos y de alto nivel. Dominar o no cada una de estas modalidades depende siempre de la formación académica que haya recibido la persona, el entorno en el cual interactúe y la actividad laboral que desarrolle, ya que las profesiones también influyen sobre los lenguajes: lenguaje forense, lenguaje informático, lenguaje médico, lenguaje musical, etc.