El concepto de nave (término derivado del latín navis) hace referencia tanto a una embarcación de cubierta y con velas que, en su momento, podía ser de guerra o mercante como también a cada uno de los espacios que se extienden entre los muros o filas de arcadas de templos o edificios importantes.

A raíz de este último significado, por ejemplo, es común que en una iglesia se defina como nave principal al área que comienza en la puerta de ingreso y se extiende, por lo general, hasta el crucero o presbiterio. En cambio, si se lo entiende como una construcción que tiene la capacidad de mantenerse a flote se puede hablar de naves de lujo, naves remolcadoras, naves de tipo catamarán y naves de vela ligera, entre muchas otras.

Claro que de no ser entendida desde la perspectiva de la arquitectura o no estar relacionada a un barco, la palabra puede dar origen a la noción de nave espacial. De esta clase de vehículo destinado a misiones científicas y/o técnicas que puede llegar más allá de la superficie terrestre se desprenden las variantes de nave espacial tripulada, nave espacial no tripulada o robótica y la nave espacial de ficción.

También es interesante resaltar que el vocablo es utilizado, en otro contexto, para aportarle contenido a la idea de nave industrial, una expresión que hace referencia a un edificio localizado en terrenos autorizados donde se almacenan bienes industriales. Por el uso que se les da, estas construcciones que pueden ser metálicas o de hormigón prefabricado son conocidas popularmente bajo el nombre de polígonos industriales.