Se denomina cerámica al arte de fabricar recipientes, vasijas y otros objetos similares a partir de mezclas de barro, loza y porcelana. Cabe resaltar que a lo largo de la historia esta alternativa se ha utilizado para fabricar elementos contenedores de alimentos y/o bebidas, elaborar figuras decorativas, como material de construcción, con fines escultóricos y hasta como aislante térmico y eléctrico.
Los materiales cerámicos, según cómo hayan sido creados y las características que posean, pueden ser catalogados como porosos (como lo son, por ejemplo, la loza italiana y la inglesa), impermeables o como semi-impermeables. A su vez, éstos pueden enmarcarse en conjuntos de cerámica ordinaria, cerámica refractaria, cerámica tenaz, cerámica compacta, cerámica esmaltada, cerámica vidriada y cerámica semicompacta.
Más allá de esta clasificación, hay que decir que existen múltiples tipos de cerámica, entre los que se encuentran la cerámica griega (de estilo minoico, micénico, submicénico, protogeométrico, geométrico, orientalizante y de figuras tanto negras como rojas), la cerámica de Delft (alfarería típica de Delft, una localidad de los Países Bajos, donde las piezas se pintan a mano en azul y blanco y llevan una leyenda distintiva, Delfts Blauw) y la cerámica medieval italiana (piezas de alfarería monumental esmaltada desarrolladas entre los siglos XI y XIII).
La oferta se completa con cerámicas chinas, cerámicas Tohil Plomiza, cerámica Pox, cerámica Copador, cerámicas de Calanda, cerámicas etruscas, cerámicas sevillanas, cerámicas de tipo mayólico, cerámicas de Talavera y cerámicas de Teruel, entre otras que pueden ser evaluadas y apreciadas desde el punto de vista arqueológico.