El ajedrez es un juego que involucra a dos personas. Según el reglamento, cada competidor tiene a su disposición 16 piezas movibles que deben ser desplazadas sobre los casilleros de un tablero dividido en 64 partes. El ganador es aquel que, valiéndose de su inteligencia y analizando cada jugada, logra “derrocar” al rey del adversario.

Para satisfacción de quienes sienten verdadera afición por este juego que para muchos no es un simple pasatiempo sino un deporte, existen numerosas variantes de ajedrez que comenzaron a aparecer para modernizar y reinventar al ajedrez clásico. Incluso, para atraer a las generaciones más jóvenes se inventaron tableros y piezas inspiradas en personajes como Los Simpsons o los del mundo Disney.

Se puede optar, por ejemplo, por el ajedrez a la ciega (modalidad sofisticada que propone no ver el tablero sino recordar las jugadas y comunicar los desplazamientos por medio de la palabra) o ponerse a prueba con el ajedrez atómico (opción que permite retirar del juego tanto piezas capturadas como la pieza de captura y los peones que se encuentren a una casilla de distancia de la jugada).

Otros, por su parte, pueden preferir el ajedrez desplazado (el cual propone cambiar de su posición inicial algunas piezas para impedir que los jugadores realicen las aperturas tradicionales) o sumar experiencia con el ajedrez monocromático (el cual permite mover las piezas sólo en los casilleros correspondientes a cada color).

Si estas variantes no conforman o se desea innovar en el juego, entonces es posible participar en encuentros de ajedrez progresivo, ajedrez saltamontes, ajedrez sin jaques, ajedrez circular, ajedrez Omega, ajedrez 3D, ajedrez grandioso, ajedrez chino, ajedrez gótico o de ajedrez con espía, entre muchos otros tipos de ajedrez.