Se conoce como topografía a la disciplina que se encarga de analizar con detalles la superficie de un área específica, así como también se aprovecha la noción para englobar a las particularidades naturales y artificiales que presenta un cierto terreno.

Hay varias categorías en torno a este concepto, por eso resulta interesante detenernos en cada una para descubrir los alcances del término y aprender a diferenciar unas de otras ya que, si bien la palabra de base siempre es la misma, varían sus interpretaciones y aplicaciones prácticas.

Los expertos en Geodinámica, por ejemplo, aluden a la topografía dinámica para hacer referencia a la porción del relieve condicionada por fuerzas de carácter dinámico vinculadas al manto superior de la superficie terrestre. Asimismo, es posible tener como materia u objeto de estudio a la topografía agrícola.

“Topografía cristiana”, en cambio, es el título en español de una antigua obra atribuida a un marino griego llamado Cosmas Indicopleustes, mientras que “topografías de productos semiconductores” es una expresión asociada a un título de propiedad industrial con respaldo jurídico. Los expertos en Retórica, según se advierte en la práctica, utilizan este vocablo para identificar a una figura basada en la descripción minuciosa de un un lugar.

En Oftalmología, por otra parte, se conoce como “topografía corneal” a un estudio centrado en observar y examinar el relieve superficial de las córneas.

Otras clasificaciones que demuestran la diversidad de significados y los diferentes provechos que posee la idea de topografía: topografía satelital, topografía forense, topografía subterránea, topografía hidrográfica, topografía del cuerpo humano…