En algunos países los llaman taquetes. En otras naciones, tarugos. También hay quienes, por su parte, se refieren a ellos como espiches o tacos. La denominación, por lo tanto, es anecdótica ya que en todos los casos se hace foco a una única clase de objeto: un elemento de formas, materiales y dimensiones variables que se aprovecha para fijar, darle mayor estabilidad y asegurar un tornillo dentro de una cierta estructura perforada antes con un taladro.
De analizar la oferta comercial en materia de taquetes, hallaremos opciones fabricadas en plástico, otras de metal y hasta alternativas químicas (estas últimas, ideales para superficies huecas). Asimismo, encontraremos propuestas como los taquetes de expansión (proporcionan una seguridad mayor al fijar de manera permanente un tornillo en yeso, ladrillos, cemento o cualquier otro material de construcción) y taquetes de distintos diámetros y formatos.
Quienes comercializan estos elementos pueden aconsejar al cliente en base a la finalidad que le dará a cada taquete, ya que no es lo mismo un taquete universal (que admite usos sobre un gran número de materiales y es compatible con tornillos de diferentes tipos) que un taquete espiral. Tampoco es igual usar un tarugo syntor o tarugos con tope que un taquete para precinto o uno conocido como espiga.
Si se requieren otras clases de tarugos, entonces se podrán tener en cuenta las ventajas que ofrecen productos como los tarugos py y los taquetes plus, por mencionar más variedades que diversifican al rubro y amplían las posibilidades de uso de estas pequeñas piezas.