El concepto de suciedad es sinónimo de mugre, porquería, basura e inmundicia. Muchas son las sustancias que generan suciedad, algo que también surge si un determinado lugar no se limpia con frecuencia.
El polvo, el hollín, los desechos, el polvo, la pátina y el óxido son algunas fuentes de suciedad que obligan a implementar diferentes clases de medidas a fin de recuperar la higiene o mantener limpia a una persona o lugar. Por ejemplo: la arena, la tierra y toda partícula volátil arrastrada por el viento puede ocasionar suciedad en muebles de cualquier hogar, así como el barro, una bebida volcada sobre la ropa o el contacto con una sustancia que provoque manchas produce suciedad en prendas textiles (según con qué uno se haya manchado y cómo actúe ante ello, se podrá eliminar, o no, la suciedad de manera absoluta).
Como sabrán, se considera que hay suciedad en un ambiente cuando una mascota hace allí sus necesidades fisiológicas, así como se habla de suciedad en una camiseta o pantalón cuando se ha derramado sobre ellos algún líquido (gaseosa, jugo, vino, cerveza) o salpicado alguna salsa o producto similar al comer.
Al analizar qué partículas o elementos tienen la capacidad de ensuciar, es posible encontrar múltiples clases de suciedad, ya que es común que se origine por sólidos pero también hay líquidos que la provocan. Asimismo, se pueden reconocer suciedades de raíz orgánica y otras generadas en base a elementos inorgánicos: para cada clase de suciedad, existe un método o un producto apropiado para eliminarla sin dañar superficies o prendas.