El acto de socializar (es decir, de generar las condiciones que favorezcan las interacciones y contactos entre varios individuos) se conoce como socialización.
Esta noción tiene aplicaciones diversas y un alcance interesante que abarca varias disciplinas y contextos, por eso resulta interesante y enriquecedor hacer foco en esta idea.
Según se advierte al buscar información sobre este vocablo, se alude a este término, bajo diferentes interpretaciones, en Psicología, Ciencias Políticas, Economía y Sociología.
Para los psicólogos y sociólogos, por ejemplo, se trata de un proceso que atraviesa todo integrante de una sociedad para asimilar y desarrollar valores, identificaciones culturales, estilos de vida y normas propios de su comunidad para vivir en armonía con los demás. En este marco, es posible distinguir entre socialización primaria (se da en la infancia, con la adquisición de las primeras habilidades intelectuales y vínculos sociales), socialización secundaria (se canaliza por medio de instituciones como el colegio, donde se toma contacto con el orden y el control social) y socialización terciaria (la estructura más compleja, que se desarrolla al sumergirse en una nueva cultura o al querer introducirse en una sociedad con costumbres diferentes a las de uno).
Distinto es el caso de la socialización de los medios de producción, una idea propia de los campos de la política y las finanzas que alude al cambio de estructura y régimen que incide en un bien o compañía cuando deja de ser una propiedad privada para convertirse en algo de gestión social, independientemente de si su manejo es comunitario o está a cargo del Estado.