Se define como sismo a cada temblor o movimiento terrestre ocasionado por factores internos. Este fenómeno basado en un estremecimiento y vibración de la corteza de la Tierra, como sabrá la mayoría de ustedes, también se conoce con el nombre de terremoto.
Los sismos, dicen los expertos en Geología, ocurren en distintos rincones del mundo por múltiples causas y pueden ser desde episodios menores hasta situaciones trágicas con importantes daños materiales y un gran número de muertos. El quiebre de una falla geológica, el roce de algunas placas tectónicas, las alteraciones provocadas por un proceso volcánico o los efectos de ciertas experimentaciones del ser humano pueden hacer surgir un terremoto.
Como el origen, la localización, la duración y las consecuencias de estos fenómenos son variables, resulta interesante aprender cómo son los más comunes y cuáles son las categorías que permiten distinguir a un sismo frente a otro.
Si se trata de un temblor casi imperceptible para la población por su escasa potencia, por describir una posibilidad, tras la medición del mismo a través de un sismómetro seguramente se podrá hablar de un microsismo.
En cambio, si es la conducta humana y actividades como la minería, la extracción indiscriminada de materiales y fluidos subterráneos o la inyección de sustancias en capas subterráneas los factores que influyen en el desarrollo de un terremoto, entonces se hace referencia a los sismos inducidos.
Asimismo, es posible identificar a los sismos volcánicos, los cuales se caracterizan por generar movimientos rápidos y producirse en áreas cercanas a un volcán. En la mayoría de los casos, estos terremotos no provocan daños serios pero su actividad puede llegar a ocasionar avalanchas o a acelerar el colapso de la estructura del cráter.