El concepto de sifón, según se advierte al buscar información sobre las interpretaciones y aplicaciones de esta palabra, está presente en numerosos ámbitos.
Los expertos en Arquitectura, por ejemplo, utilizan la noción para identificar a un tubo o canal cerrado en cuyo interior pasa agua, mientras que los geólogos reservan el término para aludir al pozo o cavidad que, tras un periodo de lluvia intensa, se transforma en emisario fugaz de una corriente subterránea de agua. En Zoología, en tanto, se describe como sifón a cada tubo alargado que presentan los moluscos. En la vida cotidiana, por otra parte, un sifón es un recipiente cerrado de manera hermética con un dispositivo que abre o cierra el paso del líquido conservado en su interior (el cual, por lo general, es agua carbonatada o soda).
Si hacemos foco precisamente en las botellas definidas como sifones, entonces descubriremos la existencia, por ejemplo, de los productos que la firma Drago desarrolla desde hace varias décadas en territorio argentino. Esta empresa, tal como se aprende al conocer su historia, lanzó en 1965 unos sifones automáticos en cuyas bases estaba la válvula de carga pero, años después, mejoró la propuesta al comercializar sifones con la válvula de carga ubicada en el cabezal.
Por otra parte, al analizar los conductos de una construcción y las instalaciones de una vivienda podemos reconocer al sifón general del edificio (también conocido como sifón de drenaje) y al sifón de tambor que, en la mayoría de los casos, se instala en los desagües de la bañera.