Para satisfacción de quienes disfrutan del buen comer, en todos los países existe una amplia oferta en materia de establecimientos gastronómicos. A fin de conformar a toda clase de comensal, no sólo funcionan a escala global múltiples tipos de restaurantes sino que incluso el modo de funcionamiento es variado.
Así, entonces, además de tener la opción de seleccionar dónde almorzar o cenar en base a la carta que ofrece cada lugar, uno puede poner el foco en el servicio de mesa, ya que no hay un único estilo al momento de preparar, exhibir y servir los platos y bebidas.
Si uno indaga en relación a este punto, no tardará en advertir que, así como hay restaurantes temáticos y restaurantes especializados en una única clase de cocina, también la interacción con los clientes puede convertirse en un detalle distintivo.
De analizar la organización de la mayoría de los locales gastronómicos, se podrá establecer que el sistema más extendido es el servicio a la rusa. Esta alternativa, dicen los expertos en estas cuestiones, invita al comensal a elegir el menú, a ubicar la servilleta en su regazo y a aguardar que el mozo o la camarera se acerque a la mesa para retirar platos y cubiertos según corresponda. La comida seleccionada llegará ya preparada y presentada: una vez concluida, se renovará el proceso en función del postre solicitado.
El servicio francés, en cambio, supone la intervención de cada comensal para el desarrollo del plato pedido. El cliente es quien supervisa los ingredientes y elige qué parte y cuánto comer de la preparación final. Se trata, como resulta evidente, de una opción exclusiva de restaurantes de categoría alta.
Asimismo, hay lugares donde se implementa el servicio a la inglesa (es el camarero quien sirve, desde el lado izquierdo, los alimentos dispuestos en una bandeja o fuente) y otros sitios organizados bajo el sistema de servicio americano, propio de cafeterías, bares y espacios que funcionan dentro de centros comerciales.