Las superficies amplias de terreno donde crecen numerosos árboles y existe una interesante diversidad biológica se conocen como selvas. Estos lugares ricos en materia de flora y fauna, se distribuyen a lo largo y ancho del planeta con diferentes particularidades que permiten encuadrarlos en distintas categorías.

De tener en cuenta variables como el factor térmico, la humedad de una zona, la altitud, la latitud y las condiciones ambientales predominantes, se puede aprender a reconocer los rasgos distintivos de las selvas ecuatoriales, a distinguir del resto a las selvas tropicales (o selvas macrotérmicas) y a saber cómo son y dónde se localizan las denominadas selvas subtropicales.

Asimismo, al profundizar en esta temática es posible ampliar nuestros conocimientos sobre las selvas templadas, las selvas frías, las selvas lluviosas (también conocidas como selvas umbrófilas que, a su vez, se pueden clasificar como selvas perennifolias y selvas monzónicas), las selvas secas (que pueden segmentarse en los conjuntos de selvas caducifolias y selvas subcaducifolias), las selvas de planicie (como las selvas aluviales), las selvas de montaña (las cuales pueden ser tropicales o subtropicales) y sobre las selvas de galería, por mencionar otras que amplían el alcance de este concepto.

Más allá de los detalles teóricos citados líneas arriba, es interesante tener presente que la selva amazónica compartida entre Perú, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Surinam, Venezuela, Guayana Francesa y Bolivia; la selva misionera localizada en territorio argentino; la selva del Congo situada en África Central; la selva de Nueva Guinea y la selva mexicana Lacandona son algunos de los entornos que, a nivel mundial, sirven como referencia a la hora de explicar y ejemplificar la noción de selva.