Los equipos que permiten proyectar sobre una superficie imágenes ópticas, ya sean en movimiento o fijas, se describen como proyectores. Esta palabra, además, se aprovecha para aludir a un aparato óptico gracias al cual se logra un intenso haz luminoso, mientras que en el ámbito del séptimo arte este término refiere a los focos eléctricos.
Las alternativas al respecto son numerosas, aunque algunas ya no son tan comunes. Antes, por ejemplo, era frecuente encontrar proyectores de diapositivas tanto en hogares particulares como en instituciones educativas (museos, universidades, colegios, etc). El abanico de opciones incluía a los proyectores de diapositivas en carrusel, proyectores de diapositivas en formato grande, proyectores de diapositivas estéreo, proyectores duales de diapositivas y proyectores overhead. También gana relevancia la modalidad conocida como retroproyector, de gran utilidad para que las imágenes se proyecten sobre una pantalla observada por la audiencia.
Al profundizar la información en relación a este tema, podemos distinguir además a los proyectores de opacos (los cuales proyectan láminas planas de carácter opaco sobre una cierta superficie externa), los proyectores de video (que, según la tecnología empleada, se pueden subdividir en las categorías de proyectores LCD, proyectores 3D, proyectores de tubo de rayos catódicos, picoproyectores led, etc) y a los proyectores cinematográficos (grupo donde aparecen, entre otros aparatos, los modernos proyectores digitales).
Un juguete muy antiguo denominado proyector fenaquistiscópico y los proyectores de perfiles y sombras de gran utilidad para realizar mediciones especiales de piezas diminutas son otros equipos que le aportan diversidad a la noción de proyector.