El concepto de merchandising abarca una serie de acciones destinadas a darle publicidad a un servicio o producto para, de este modo, estimular las compras o contrataciones. Son estrategias orientadas a llamar la atención y seducir al consumidor.

Según de dónde y cómo surja esta práctica, es posible diferenciar entre merchandising del fabricante (marco en el cual se engloban las tácticas de un fabricante para lucir su mercadería en el punto de venta y poder desde allí fidelizar clientes) y merchandising del distribuidor (el desarrollado por los minoristas para visibilizar sus propuestas comerciales).

A la hora de promover las ventas, tanto fabricantes como distribuidores apelan a diversas alternativas promocionales y publicitarias. Entre ellas aparecen como opciones a tener en cuenta el merchandising de seducción (se influye en el consumidor con manifestaciones artísticas, mobiliarios originales que llamen la atención, etc), el merchandising de presentación (a base de cartelería y una disposición especial de los productos que se intentan vender) y el merchandising estratégico o de gestión (se aplica tras analizar la oferta y la demanda en función de cómo rotan los productos).

Por otra parte, se instrumenta un merchandising especial focalizado en el cliente oportunista (centrado en técnicas de marketing de entrada) y un merchandising para el cliente comprador (donde entra en juego el marketing de salida).

En función del tiempo en el cual se apliquen, se puede hacer alusión a un merchandising estacional (por un periodo específico) o a un merchandising permanente (extendido a lo largo del tiempo), por agregar otras posibilidades.