Los piojos pueden afectar la calidad de vida de personas de todas las edades y de muchas otras especies de animales, ya que este parásito se alimenta de la sangre de sus huéspedes y provoca pediculosis, un cuadro que genera problemas dermatológicos. Estos pequeños organismos que causan picazón se adhieren al pelo y dejan allí sus diminutos huevos, a los cuales se conoce con el nombre de liendres. Por lo general, las liendres se localizan detrás de las orejas y en la zona de la nuca.

Al revisar la cabeza de alguien que tiene piojos es posible hallar liendres vivas (de tonalidad marrón, con un embrión desarrollándose) o liendres vacías (son de color claro porque el embrión ya salió del huevo). Si son oscuras y están vacías, entonces se considera que se trata de liendres muertas y no representan una evidencia de infección actual.

Las liendres tienen apariencia oval y maduran en poco más de una semana. Según los especialistas en el tema, cada hembra deja alrededor de ocho huevos (liendres) por día en el organismo de su huésped.

Para poder erradicar piojos y liendres y evitar nuevos contagios es fundamental utilizar un peine fino de metal, revisar con frecuencia la cabeza para comprobar que no haya rastros de estos parásitos, usar champúes y lociones especialmente indicadas para combatir la pediculosis (pero evitar los tratamientos caseros con sustancias que pueden poner en peligro la salud) y mantener una higiene y desinfección diaria de indumentaria, ropa de cama y elementos usados por quien padece este problema.