A la hora de condimentar y aromatizar comidas, es común que se utilicen hojas de laurel, las cuales se obtienen de un árbol perteneciente a la familia de las lauráceas que posee pequeñas flores y frutos en bayas. A veces, también se aprovecha este recurso con fines medicinales pero es importante informarse y tomar recaudos ya que no todos los tipos de laurel son aptos para el consumo.
La variedad al respecto es amplia y resulta interesante profundizar en el tema para conocer las particularidades de cada una de las clases de laurel que la naturaleza pone a nuestra disposición a lo largo y ancho del planeta.
En el caso del llamado laurel alejandrino, su origen está asociado a la familia de las liliáceas y debe su nombre al hecho de haber sido importado de Alejandría hace mucho tiempo para expandirlo a nivel mundial.
El laurel amarillo, en tanto, es endémico de Bolivia, Uruguay, Colombia, Brasil, Argentina, Paraguay y Perú, mientras que el laurel cerezo surgió en Asia Menor y se suele valorar a escala internacional como planta ornamental.
Del área Mediterránea, por otra parte, procede el laurel europeo, que además de ser un excelente condimento para carnes, vegetales y postres sirve como tónico estomacal, para tratar inflamaciones de huesos y articulaciones y hasta hay quienes aseguran que el aceite esencial de este laurel es efectivo contra la pediculosis.
El laurel portugués, el laurel chileno y el laurel de California son otras alternativas que diversifican a la familia del laurel, por agregar otras referencias a modo informativo.