Al momento de planificar un viaje, el hospedaje es una cuestión importante que se resuelve en función del presupuesto, las preferencias y las necesidades de cada persona. Ahí entran en juego los hoteles, una opción de alojamiento que abre un sinfín de posibilidades.

Cuando el bolsillo lo permite, es posible reservar una o más habitaciones (según la cantidad de huéspedes) en hoteles de lujo, encuadrados en la categoría de al menos cinco estrellas. En estos establecimientos las instalaciones suelen ser de gran calidad y los servicios ofrecidos están pensados para satisfacer los deseos de los clientes más exigentes.

Los hoteles rústicos, por su parte, seducen por su estilo campestre, mientras que el hotel boutique apunta a cautivar a personas que buscan exclusividad, originalidad y una ubicación estratégica.

A la hora de buscar otras alternativas ganan protagonismo los hoteles-apartamentos o apart-hotel (una combinación de servicios de hotelería con la posibilidad de conservar, preparar y consumir alimentos y bebidas en el interior de cada unidad), los hoteles posada (el hospedaje, con un trato familiar y casi personalizado, se complementa con servicios de restaurante) y los hoteles temáticos (la variedad es inmensa por las inagotables fuentes de inspiración para la arquitectura, la decoración y los servicios brindados).

¿Más posibilidades que demuestran la diversidad hotelera? Además de diferenciar entre hoteles urbanos y hoteles rurales es posible conocer hoteles de montaña, hoteles con playa privada, hoteles con servicio all inclusive, hoteles con y sin piscina y hoteles que aceptan mascotas, por agregar otras categorías a modo de referencia.