Los dientes, tal como se conoce a las piezas que nos permiten cortar y masticar alimentos así como defendernos de un ataque, están presentes en los seres humanos y en otras especies.
Según su ubicación, su tamaño y la función que posean se los puede encuadrar en distintas categorías. Existen los incisivos (por lo general, un adulto tiene dos pares de incisivos superiores y dos pares de incisivos inferiores que sirven para cortar), los dientes caninos (también conocidos como colmillos, hay dos arriba y dos abajo y brindan la posibilidad de desgarrar la comida), los premolares (ocho en total, para triturar el alimento) y los molares (con los cuales se mastica y se tritura la comida). Además, hay que tener en cuenta que durante sus primeros años de vida, la dentadura de un individuo y de otros mamíferos incluye dientes de leche, que más tarde se caen de manera paulatina y son sustituidos por los dientes permanentes.
Si no limitamos la interpretación de esta palabra a las áreas de la Anatomía y la Odontología, descubriremos que hay muchas otras definiciones y usos asociados a la idea de diente.
Los expertos en Botánica, por ejemplo, aprovechan la noción para identificar a una planta señalada como una mala hierba que lleva el nombre de diente de león o achicoria amarga.
A la hora de cocinar, tener en cuenta los dientes de ajo también es una opción válida, así como al momento de usar un osciloscopio los especialistas en cuestiones de electricidad pueden advertir el diente de sierra.