Así como se hace alusión a la existencia de ángeles, también se suele aceptar la existencia de los demonios. Esta palabra, aprovechada como sinónimo de diablo, describe al espíritu que promueve las acciones malignas. De acuerdo a las creencias cristianas, el demonio es un enemigo del alma. Cabe resaltar además que, en otros tiempos, este concepto se asociaba a los seres sobrenaturales o genios.
Como en la práctica este término posee múltiples aplicaciones, en esta ocasión hemos decidido hacer foco en las características que identifican a cada tipo de demonio.
Se apela a la expresión “demonios familiares”, por ejemplo, para resaltar los rasgos negativos de personalidad que hereda o adquiere un cierto individuo de su grupo familiar o su núcleo social.
Los expertos en Informática, en tanto, reconocen como demonio o daemon a los procesos o programas capaces de ejecutarse en segundo plano, sin control directo por parte del usuario.
Quienes se especializan en fenómenos atmosféricos, por su parte, emplean la idea de “diablo de polvo” para describir a un fenómeno basado en un torbellino vertical formado por una columna de aire.
Distinto es el caso del demonio de Tasmania, tal como se denomina a una especie de marsupial carnívoro que, en estado silvestre, se localiza en la isla australiana de Tasmania. Inspirados en este animal, desde la Warner Brothers lanzaron hace mucho tiempo un dibujo animado llamado Taz y reconocido a escala mundial como el Demonio de Tasmania.
Es interesante resaltar, por último, que en la ciudad española de Barcelona suele tener lugar la celebración conocida como El Demonio de Badalona, donde se realiza, entre otras actividades, la Quema del Demonio.