Quienes se especializan en Contabilidad definen como asiento contable a cada registro o anotación que se incluye en el Libro Diario. De acuerdo a los especialistas, en la organización de partida doble los asientos contables abarcan tanto el debe como el haber, razón por la cual influyen tanto en el activo como en el pasivo de una persona o empresa.
De acuerdo a cómo surjan y qué particularidades posean, los asientos contables se clasifican de diferentes maneras.
De tener en cuenta su fondo, se los podrá catalogar, según corresponda, como asientos operativos del ejercicio (aquellos que se ordenan de manera cronológica para reflejar cuáles han sido las operaciones con importancia contable a lo largo de un determinado periodo), asientos de ajuste (para añadir movimientos pendientes o correcciones sobre cuestiones advertidas al finalizar un cierto ejercicio), asientos de regularización (para saldar y cerrar tanto de ingresos como de gastos e incluir dicha información a la cuenta de resultados) y asientos de cierre (registros que se utilizan para darle un cierre a toda cuenta que posea saldo al término de cada periodo).
Cabe resaltar que, así como al iniciar un ejercicio, se apela a los asientos de apertura, al finalizarlo adquieren relevancia los asientos de cierre.
Por otra parte, es posible diferenciar a los asientos contables por su forma, ya que hay asientos simples (en los cuales aparece sólo un par de cuentas) y asientos compuestos (donde se superan las dos cuentas, con posibilidades ilimitadas) que se reflejan en comprobantes de diario con diferentes características.